viernes, septiembre 11

Y la escarchá llegó a la trinchera.

Se petrificó la trinchera; me replegué a otro lugar. En Lou Salome canto triste poesía; pero pronto volveré a rociar tinta subversiva...Salud en nuestro estilo!

lunes, diciembre 15

Vicente

I (De indefinidas aún)

Sonó la alarma y de pie se puso raudamente como si estuviera en un regimiento. Su cuerpo estaba inmóvil y su cabeza inclinada hacia delante, sus ojos semiabiertos y constreñidos, sus cejas hacia arriba y su boca abriéndose en un bostezo absorbente. Semi-miró a su alrededor y cual hombre cayendo de un puente se metió bajo frazadas, sueños, oscuridad. Al cabo de quince minutos se movió refunfuñando, estiró el brazo para tomar el reloj, con esfuerzo abrió los ojos y ,al ver la hora, sus párpados saltaron a sus parapetos.

-¡ Me quedé dormido!, dijo.

Se levantó definitivamente este vez, al menos hasta la noche más cercana. Se puso el pantalón gris, camisa y zapatos negros. Fue a la cocina, tomó un trozo de queque y lo lanzó a su boca casi completamente. Mientras masticaba fue corriendo a su pieza para ponerse el abrigo negro, tomar el bolso y tragar.

Corriendo salió de su hogar para llegar a la incisión más cercana. Una vez dentro Vicente posaba sus agudos sentidos en todo cuanto veía cual águila que busca su presa para llevarla en sus garras. Un placer.

Estar de pie en medio del espeso vaho alimentado por átomos de hombre y sus derivados, le crean a uno una burbuja en donde se puede ser desde un director de orquesta excéntrico a un asesino desquiciado famélico, desde un dragón de Komodo imponente hasta un mandril insolente.

Esto es realmente arduo. Porque primero hay que luchar continuamente contra lo que detestamos y,luego, uno tiene que alejarse volando de un lugar a otro para estar ,en el mismo lugar del que se parte, de pie y con los ojos abiertos para que sólo digan: permiso, disculpa. ¿Qué acaso no saben decir otra cosa las sardinas intestinales?

Lleno de incisiones, por donde entra y sale cualquier cosa so fin de llegar al punto deseado, es el intestino de un ser sometido a comer en exceso.

De preferencia el porcino privilegia las sardinas en su dieta ¿Quiere traerle más? ¡Ni se le ocurra! Pero es necesario... Así que traiga eso o mejor aún si quiere cooperar le aconsejo algo de mejor calidad, es menester la salud general.

Pese a todo, no podía ser tan duro con el lugar que frecuentaba menesterosamente cada día, ni menos podía ser un mal agradecido con aquello que me era de utilidad. Entonces, a fuerza de costumbre, terminé por conformarme , pese a tener convicción de que aquello podía ser superado. Así surgió en mi buscar un modo de entretenerme, interés común en muchas personas , con las cuales incluso llegábamos a competir.

El más jugado consiste en coordinar movimientos precisos y excelsos con cada musculo del cuerpo, debemos ser muy cuidadosos en ellos, pues un error puede ser fatal. Se requiere de mucha paciencia para emprender tal acción, seleccionar un objetivo, analizarlo, ver sus debilidades, buscar lo más feo de él, reír entre dientes, mientras se busca algún apodo para dejar constancia de él en la bitácora de pobres diablos. Luego, moverse como un reptil, como una serpiente reptando sigilosa a la presa. Moverse como un gato por tejados en busca de un ave insignificante o una rata para divertirse. Y, finalmente... embestir atropellar correr golpear empujar aplastar pisar indistintamente contra todos ¡Apabullar! sin siquiera darse el tiempo para pensar, porque el que piensa pierde y es dado de baja por los carroñeros.

-¡Esto parece zoológico! – dijo en voz alta-
Y a veces un circo... ¡Deje de mirar mis pechos!
No era mi intención mirarla, usted se interpuso en mi campo visual, disculpe¿ Cuál es su nombre?
Constanza. Permiso, debo emerger a tierra. Adiós.
Adiós.

De no haberla mirado con creatividad, podría haber seguido conversando con ella. Se veía una mujer interesante . Uhm.. La mala interpretación de esa mujer me hace imaginar la buena interpretación que hubiese realizado de esta misma situación, pero, con la diferencia, de que en mi lugar estuviese un amigo mio que tiene por recreación una actividad de la cuál ya se ha hecho un manifiesto al que han adherido frenéticamente otros hombres...últimamente todo es motivo de hacer un manifiesto, incluso lo más retorcido. Aunque he visto manifiestos peores que estos que llevan a la degeneración total y no parcial, no sólo en sentido sexual sino que en sentido intelectual, humano. Así reza dicha exhortación a los hombres: Localizar bellas mujeres, mirarles toda la piel que dejen ver – algunas son muy generosas, atentas y esmeradas en aquello-, imaginar con lo visto malsanas acciones hasta el punto en que advierten que nuestros ojos se introducen cual perro sediento dentro de su ropa, previa espiral en el cuello, partiendo por el escote y terminando en los muslos.

Mientras pensaba eso y reía para sí, maquinalmente – como muchos viven- salió de la cavidad. Una vez fuera , sus pasos lentamente guiaron al goce soberano de los días de lluvia, una travesura so inocente, so malvada, que molestaba a los graves señores y a las preocupadas madres por sus hijos herejes de vivir: mojarse.

Allá ellos con sus sermones de enfermedad, al menos yo estoy en la viril juventud y puedo permitirme vivir, puedo permitirme aquello que es un riesgo, aquello que me divierte, aquello que me hace un intenso ser viviente. Detesto esta comodidad que se ha estado imponiendo últimamente , la detesto porque dejamos de ser hombres, animales e incluso nos alejamos de ser más que hombres. Muchos sujetos por motivo de esto parecen verdaderos objetos, fardos de miedo, esquivos del dolor, esquivos de la vida ¡Así no aprenderán nada!. Estamos a la deriva tecnológica, a la deriva de nuestras capacidades ,que otrora tuvimos, que otrora usamos. No significa que tengamos que sacarnos la ropa y aparearnos públicamente como perros. Tampoco significa que tengamos que vivir enfermos porque a un “jovencito” se le ocurrió que tenemos que ser más intensos, que tenemos que vivir fuera del reino de los cielos- teñidos de gris -del Dios -Hombre- poderoso de la revolución industrial. Sólo significa que tenemos que ser más hombres y menos hombres. Tenemos que cabalgar nubes y no ser cabalgados por ellas, no tenemos que ser entrañas de tierra.

Al compás de las gotas salpicando en sus zapatos, su cabello y su ropa tarareaba el compás. La danza de las gotas, comienza el ritual del gota a gota con la melodía seca que llega a mis oídos, seca por su naturaleza acuosa: La masacre de las gotas, como tambores tocados por negras manos en medio del África subsahariana. Las gotas saltaban de las nubes a la tierra, sin miedo a equivocarse, que admirable son esas kamikazes.

Miraba con ojos proféticos a las nubes mientras mascullaba un canto ritual al cielo, pidiendo para que siguiera lloviendo, maldiciendo a las nubes con grandilocuencia para que llevaran a cabo sus designios sombríos de sepultar – o devolver- a los cerdos en lo más profundo del fango con el que han enturbiado sus aguas límpidas y han erosionado sus fértiles tierras.

Caminaba y lo miraban, pues estaba sin paraguas, caminaba y lo miraban, se sentó en una banca, blanco de la gota que venía descendiendo del cielo velozmente y que en la trayectoria decide un final más digno que estrellarse con el soporte del trasero de la ciudad, decide el ojo de Vicente que reclinaba su espalda en la banca.

Sentado bendecía la lluvia que le era dada, mientras aprovechaba para mirar a la gente que pasaba y lo miraba, cual pez fuera del mar viviendo. Pasó uno de esos hombres y mujeres que abundan, ofreciendo la voluntad que les restaba en la vida a algún buen postor, a algún generoso comprador: vendedores de votos. Pasó un anunciador de la muerte. Pasó la muerte justo en la calle de enfrente, justo en un vendedor de votos que acababa de vender los últimos que le quedaban y estaba feliz de aquello, pues no tendría que elegir nuevamente, ya que elegirían por él. Paso un hombre con su mujer diciendo:

-¡Qué mal negocio!¡Qué mal negocio, Marta!
-Te dije que no compres voluntades de hombres que ni para comer tienen. Por que son los que mueren antes.
-Ni lo digas. Deberían inventar algo que nos solucione todo este asunto de los votos.

Tras de ellos se acercaba lentamente un individuo de aspecto porcino que ralentizó su paso. Al verme, escrutaba mi aspecto; al acercarse, fruncía el ceño; al reconocerme, levantaba su mano; al yo mirarlo, se aproximaba el más cercano señor del Estado y yo a correr.

Corrí, pues aún no era el momento; debía guardarme para uno mejor. Ay, últimamente ha resultado tan complicado nuestro asunto. Es muy difícil reunirse, sin contar que ya muchos desertaron, algunos porque les faltó la pasión necesaria para mantenerse flamantes, a otros porque no pudieron resistir, otros por que murieron existiendo y a otros porque les falto el amor a...
En fin, pienso que será conveniente hacer una junta a nuestro estilo, esas que el país silenciosamente pide y necesita, pero nadie se atreve siquiera a querer por culpa de los cerdos.

Hubo ya dejado de comportarse como un niño con la lluvia y mecánicamente llegó a su casa mientras seguía recordando esas reuniones en que se ponía en la mesa el mundo, mientras se tomaba un té sabor ideas y se discutía para la mesa.

Abrió el portón de madera deteriorada, pero aún imponente, entró, lo cerró, y avanzó pausadamente, notando que ya habían de esas flores aromáticas que tanto le gustaban, entremedio de las enredaderas que escalaban los muros y las columnas, que intentaban ser griegas, en el semicirculo donde tenía una vieja y modesta fuente de agua donde solía refrescar su rostro. Un olor a tierra, producto de la lluvia, emergía y se mezclaba con el intenso aroma a jazmín que invitaba a Vicente a quedarse fuera un momento más a compartir con la lluvia y los pétalos.

sábado, noviembre 8

¿Chi è?

"...Pensándolo bien, no es un cerdo ¡Es peor que uno! Es un hombre deforme, contrahecho y cojitranco. Mal nacido, que intenta crecer a grandes pasos, sin tener grandes pies. Pequeño y falso, mas enmascarado de lo grande y lo verdadero, hombre de medias verdades y medias mentiras, según le convenga a sus fatal andar.

Corre el adefesio porque cada palmo de tierra que avanza es un pedazo de tierra ganada, corre incluso donde no hay tierra para jactarse de que la tiene, para vanagloriarse de ser el más grande, el primero entre todos. ¡Corre sobre la nada, sobre su ambición de burdel, su ambición desmedida y lasciva de lo que no le pertenece, de lo que le inventa a su pretensión inmensa de todo lo que le falta y no puede florecer en sí!

Corre el espantajo y es tan débil que ni siquiera puede mantenerse maquillado mucho tiempo, entonces disminuye su andar y , como partió con los cordones desatados debido a su incapacidad de ordenar el caos, tropieza con ellos, que antes evitaba con largas zancadas y saltos tan falsos como decir que tiene derecho a vivir.

Corre el cojitranco intentado ocultar su cojera, forzando sus músculos de enclenque, sus piernas de la peor lana, engendrando un dolor cada vez más intenso a cada parte de su cuerpo sin advertir que en algún momento tendrán que ceder y desprenderse del cuerpo con griteríos, llanteríos y sangre pálida llena de gorgojos y parásitos que engullen las semillas desde pequeñas sin poderlas digerir. Sin poder ponerse en pie para mirar el sol ¡Tendrá que aprender a arrastrarse! Y pensar que le dejaremos vivir es tan falso como creer que nos gustaría arrastrarnos como gusanos.

Corre deslumbrándonos con tu belleza que amamos, tu grandeza que admiramos y , oh, tu veracidad digna de los hombres. ¡Corre, que muchos te lisonjean y eso te hace bello! ¡Corre! ¿O aceptaras que eres hórrido, mal nacido y tan falso que debes morir? ¿ O acaso debemos esperar verte caer, esperpento, para que muerdas el polvo y te atragantes con tu vómito provocado por la realidad hasta morir?..."




¿Quién es?


Fragmento de un cuento en construcción aún sin nombre...

miércoles, septiembre 24

Monos de circo



A los monos de circo ,que se encuentran gran parte de su vida encerrados en jaulas, cuando se les intenta poner en contacto con el vasto mundo, temen y, en consecuencia, se esconden en su poco espacio. De igual modo, algunos evolucionados y, por tanto, superiores descendientes de ellos, hacen lo mismo; cuando se les abre la puerta para presentarles el inmenso firmamento, luego de haber estado durante un lapso de su existencia en jaulas, de diversos tamaños y formas, a saber, cuencas, cascos, eventos, casas o lo que usted haya visto, que se asemeje a lo mencionado, sienten miedo y, entonces, entre lloriqueos o ataques de ira, corren a refugiarse en su pequeñez, desde donde suelen mirar con recelo a su redentor, a quien sólo los pretende liberar.



lunes, septiembre 22

Trasnoche Dieciochezco



El sol despuntaba a través de las pesadas navajas del cielo, mientras unos entusiastas rayos áureos muy veloces fueron a su habitación. Al ir llegando, el fulgor dorado, fue a estrellarse contra el esmalte gris de la estancia, que lo avasalló, como antaño lo abrazó. Cayeron girando encorvados, desteñidos y desahuciados; al suelo en espasmos.

Y aún era de noche para el de sombra fría y cuerpo exánime que se tendía sobre el reposado colchón. Intentó moverse, dar tres pasos. Falseó una sonrisa ante la amargura y la amargura no le falseó una ilusión. Mientras rayaba círculos con los pies, versaba sobre lo mismo: imágenes que taciturno miraba y desquiciado botaba; un constante vaivén. Recuerdos en mente del día anterior se agolpaban en sus ojos, lo penetraban hasta el fondo y lo hacían caer. No puede ser, pensó él. Es inevitable, actuó él. Fue por un té para reponerse e intentar abandonar la larga y cada vez más gris jornada . ¡Campanazo!

¿Por qué? Se interrogaba en tono inquisidor. ¿Por qué? Repetía sin obtener respuestas ( El té no hacia milagros ). Un sueño funesto vivía aquel. Un sueño funesto precedido de un histórico sueño gozoso. Dónde, dónde, dónde y ¿Por qué?... Ya nada se sabe y el bombardeo externo contra la luz interna ,antagónica de la ignorancia, ha vencido. Y la carne inerte del hombre es presionada cada vez más contra la espalda de otro, exprimiendo la vida y encasillando el alma en una caja diminuta, llamada cuerpo. Y un hombre encima de otro y a los lados y al frente. Así hasta llenar la apretujada galería , donde ,incluso, por efecto de la presión, salta tibia sangre; la cómoda platea y el dominante palco condenado. Algunos mirando complacidos a los falaces y malos actores, otros mirando decepcionados y otros queriendo actuar.

Dolor, lágrimas, hielo y acero; ¡Qué crudo invierno! Jadeante corazón y un andar de estertor. ¿Por qué? ... ¡BAM! –Inundante timbal- Explotó en su mente ¡BAM! – Penetrantes bronces-... Están llegando al alma. ¡BAM! – Tremolo en cuerda grave- Todo ha acabado, el sentido se ha perdido en la tumba de recuerdos donde reposa la gloria y el portento. ¡BAM! – Cañonazo al castillo en el aire de cristal - Se paró el sujeto, dejó la taza , un pesado aire lo arrastró y, gritando ¡Yahoo! al Señor, se deslizó por la aparentemente ascendente escalera dieciochesca, creyendo que subía. Y el oscuro ambiente le hizo palpar la realidad, pero no tuvo tiempo del bien actuar. Su rostro volvió a erosionarse con las lágrimas y sus manos a destruir aquello cercano con ambivalencia; entre odio y amor; entre dolor y placer. Cayó.

Cae y no para de caer. Cae y abajo creó un lago. Tocó agua y se comenzó a hundir, en tanto su corazón era apretado con una mano letal, empero, amorosa, con tal presión que perdía fuerza, ganaba lágrimas y se le iba la vida. Lento estertor de muerte se sintió y tocó fondo, tres veces tocó fondo. Del pesado aire intentaba alejarse y moverse ¡oh, cuánto pesaba sobre él! Dio tres pasos, volteó para mirar atrás y una fuerza atraía la sal de sus ojos estridentes, sus rodillas gastadas al suelo y sus manos agrietadas al pecho.

Una hoja fresca caía de lo alto, se arrugaba en el camino y el viento la destruía. Al suelo sólo llegaban trozos del destrozo que el viento realizó a la suicida hoja; Y así mil hojas y así cien ramas ¡Y un árbol!. La tierra se tiño de espeso rojo y los ojos del hombre cual lanzas fueron clavadas inevitablemente al lago detrás de su paso con arraigo devoto.

Una argenta luz, salida de una antigua caja, bajaba despacio por el precipicio, acariciantemente bajaba con su iluminadora marcha redentora. Llegó al hombre, a su árbol, su lago y su suelo. Y fulgurante penetró el rayo, sitiando la horrenda imagen del destrozado hombre del funesto destino, que pasaba inadvertido. Ahora, sólo un impuro y opaco metal se veía brillar, desde el alto cielo, en el bajo mundo.

lunes, septiembre 15

La "condena" de Sísifo...



Sísifo jamás fue castigado por lo dioses, como se reveló ante los ojos de un ciego, como nos interpretó un tal extranjero. ¡Los dioses temblaron ante él, en realidad! ¡ Los dioses fueron engañados por él, en verdad! ¡Los dioses...

El invicto sólo se puso de pie como ningún mono lo hubo hecho antes. Llenó sus pulmones, abriendo las costillas como ningún cantante. Alzó la frente más que una flor en primavera. Miró la frontera más lejana del cielo y el mar, el lugar más profundo y solar; Lo cogió entre sus manos y plantó en una roca lo prohibido a los hombres por los dioses: Perfectibilidad.

Los dioses le arrebataron la roca de sus volitivas manos y la escondieron en lo más recóndito para que ningún mortal la mirara, la tomara y la comenzara a mover. Confiando en su condición de dioses olvidaron aquello y se dedicaron a lo que mejor terminaron poder haciendo: empequeñecerse.

Desconsolado por haber perdido la perfectibilidad lloró al borde de un acantilado sin obtener consuelo del sol, sin recibir una caricia del viento, sin obtener redención por la lluvia, lejos de su bien amado. Así ,alejado del resto mucho tiempo, sufrió como la tierra en su formación, hasta que el dolor lo sanó con la dulce voz de bondad que guarda al fuerte. Entonces, se reincorporó y juró al mar, que temblaba en cada ola:

“Juro ante ti, reino de Poseidón,
Y ,ay, de mí, si no la recupero.
Ay, del rumbo de la humanidad,
Destrozada mi estirpe se vería,
Condenada como un objeto,
Condenada a morir sin más...

Habiendo jurado corrió hacia un río de frías aguas para sumergirse completamente en él. Cuando pasaron 7 segundos de profundidad se puso de pie con una majestuosidad y arrogancia que antes no poseía. Sus ojos límpidos miraron un monte donde habían olivos, fue hacia él, probó de sus aceitunas, desde lo alto miró el horizonte y se angustió de sobremanera. Por lo que corrió a su pueblo velozmente, mientras era recorrido por un gélido pensamiento que lo estremecía paso a paso: La cesación de la existencia.

Cuando por fin llegó ,y antes de que profirieran algo las bocas de esos rostros expectantes y llenos de preocupación, dijo:

“Hombres, acercaros y muy atentos escuchad mi palabra, que el tiempo me recorre en busca del postrero estertor. Escuchadme antes que de mis manos se vaya el último rastrojo de la frondosa piedra ,que árida se ve, mas esconde mil olimpos mejores, y antes que mi voluntad se apague, escuchad.

Ese horizonte, en cual se observan unos dispersos y opacos rayos de luz,entrega vitalidad a la humanidad . Esa fuerza que impulsa a todo ser hacia un objetivo, esa fuerza que cuando falta desorienta a los hombres y se sientes conformes con todo cuanto brota de lo estéril, incluso.

¡Son migajas ,aquello que recibid, que no alcanzan a encender siquiera la pasión necesaria para que se plante en vosotros el gran móvil de la existencia que tanto amáis !
Ese móvil en donde estriba el deber supremo de todos nosotros. Ese móvil que hace vibrar al universo entero.

Pusilánimes son los que no quieran aquel fuego, que debe mantenerse imperecedero ante el torrentoso dios cambio y la voluble naturaleza humana. Imbéciles los que quieran el lodo.

¿Se anida algún mal hado en vuestros pechos que impida este bien? ¿Tenéis cabezas vacías, almas huecas, vidas sin sentido, corazones sin fuego, grilletes de esclavos? ¿Sois una cosa sin vida? Si no se anida el mal hado, entonces ¡Ansíen esta gran meta! ¡Esta roca indestructible empujen con su voluntad cuesta arriba! Y si se anida ¡ Arrancadlo de vuestro corazón! ¡Se los ordeno! ¿O queréis que las estrellas socarronas rían de vuestra posición?¿Que las cimas se caigan sin haber sido conquistadas? ¿Que el cielo se enfríe por no ser tocado?

¿Qué mueve a todos los hombres sino el amor, sino la verdad, sino la felicidad?
¿El amor no es el que exige lo imposible al ser amado, el amor no es el que exige lo mejor para el ser amado? ¿La verdad no exige ser buscada, no exige un constante esfuerzo? ¿ Y que hay de la felicidad? ¡Ésa si que exige vitalidad! ¡Y la de muchos hombres! Fuerzas enormes deben entrar en la vida de los hombres, una gran fuerza debe ser inherente a los hombres: Perfectibilidad.

¿Dónde han dejado la conciencia de aquel bien? ¿Dónde se ha detenido el proceso? ¿Dónde vas a retomar el rumbo perdido, que bien vale la vida? ¿ Dónde,cuándo,cómo y porqué? ¡Tanta interrogante en busca del pasado¡ ¡Mejor retomemos el rumbo y ya!

Ahora es el momento, venid conmigo, venid todos por una roca para subir montaña tras montaña, cada una más alta que la anterior. Venid desde el mar, id hacia el cielo, pero sin dejar de pisar la tierra.

Si caéis, no tardéis en volver a subir. Si morís... ¡Que alguien continúe tu obra! ¡Enséñala a quien pueda continuarla! No mueras sin trascender que eso si es cesar de existir, que eso es caer en la nada, que eso es el horror absoluto, inimaginable, impensable, angustiante... ¿ Qué es la nada? ¡Eso si que es frustrante! ¡Eso si que es absurdo! Venir, morir y nada más. Mas no es así para quien trasciende.

No temáis a los dioses - ¡A ninguno! - que día a día se hacen más pequeños, que se confían de su “perfección”, que olvidan que la perfección no es un estado estático, sino que es un crear dinámico, olvidan y no advierten que eso es su perdición.”

El silencio era desesperante, era como una procreación silenciosa, era como la estatua de un dios en frente de uno, de la cual no sabemos si en algún momento hablará, ni tampoco sabemos si nos odia o ama cuando mira con los párpados inamovibles, con los ojos como templos.


El paso del tiempo era como el incesante golpe de los escudos del ejercito que se van acercando cada vez más al enemigo, como las espadas que chocan contra las carnes, contra las armaduras, contra las armas y contra las almas que gritan el dolor de ser vencido sin derecho de volver a empuñar...

Así lo creyó Zeus, así como yo quise que fuera: fui derrotado. Estoy en el Tártaro y algunas caras se me hacen conocidas. ¿Tánatos con grilletes para yo no morir? Que irrisorio, sólo un tonto pudo haberme creído. ¿Para que iba a querer yo no morir? Si mi naturaleza me ha hecho finito ¿ Por qué? Si no le temo a la muerte, sino al no trascender.

Pese a que me enviaron al Tártaro y encontrar la piedra no conseguí lo que quería; aún faltaba algo. Entonces, me vi en la obligación de denunciar ,ante el señor del inframundo, a mi esposa, que en realidad sólo estaba enojada conmigo por estar tanto tiempo alejado del hogar sin avisar:

“¡Mi esposa no ha cumplido con el rito habitual, oh, Hades! ¡Déjame subir para hacerla cumplir! ¿Dónde está su amor por mí? ¿Dónde está su deber de esposa? Muerto me sigue todavía partiendo el alma, ay... Oh, Tú que eres más grande que tus hermanos, se juicioso y permíteme subir donde esos vivos”

Que buen vino bebía junto a sus hijos en el gran banquete que preparó su mujer, que ya había morigerado su enfado, pues ahora comprendía la situación.

Hijos míos, espero retornar de entre vosotros pronto. Ya vi la piedra abajo, sólo falta que me la entreguen. Se encuentra custodiada por Cervero y me es imposible poseerla por la fuerza. Pronto debería venir algún “sabio” Dios a buscarme. Le diré luego de encolerizarlo con mi apariencia y mis obras – que querrá castigar- que no se atreva, por piedad, a darme un castigo como el que le dieron – a mi hermano de astucia- al grandísimo – grandísima también será la cólera del dios al oír el nombre- Prometeo.


Cegado de ira y con desdén me “castigó” con lo que yo no dije que hiciera -y le llaman el ingenioso Hermes-:
Subir cuesta arriba de una montaña mi roca, que al llegar a la cima caería al principio. ¡Que fantástico! Pues ni siquiera notaron mi estratagema, ni siquiera subieron la montaña para ver en donde terminaba, ni siquiera vieron que había más allá, no se esforzaron, sólo supusieron, entonces fracasaron. ¡Mas yo si advertí! ¡Mas yo todo planee! :
Si ejerzo más fuerza puedo hacer que la roca caiga al otro lado de la montaña, dejándome así a las faldas de otra montaña, más grande que el anterior, suma y sigue, hasta ascender donde los rayos del sol tocan más ardientes.


Y continuemos la obra, hasta ir donde queramos ir ¡Y siempre queremos ir arriba!

jueves, septiembre 11

Cogito



Errante

Al borde de un abismo

Paso a paso mutando

Mi camino desolado

Cargando en las sienes

Una soledad de milenios.


Abstracto

La soledad pesa

La eternidad también

¡Cuan insoportables

E inexorables sin ustedes!

Memoria y sentidos.


¿Quién te acompaña pensamiento?

En tu infinita profundidad

¿Quién mira junto a ti las palabras?

En tu infinita ociosidad

¿Quién escucha tu monólogo?

En tu infinito fiato

¿De que sirven tantos pasos?

En tu infinito mundo

¿De que sirves sin voluntad?

En tu infinita prisión

¿Y de que sirve tener voluntad sin pensamiento?

En su infinita estupidez

¿Y de que sirves tú sin hijos?

¡Horror vacui!


Entonces la voluntad dijo: Yo te redimo

Y el pensamiento respondió: Creemos.